LAS CARICIAS DE LOS VIENTOS DE ROOSENDAAL

05.02.2012 20:21

 

La muchacha abrió los ojos a la luz de los primeros rayos del sol,

pero, estaba demasiado cómoda en la cama mullida como para moverse siquiera,

tumbada como estaba percibió el dulce aroma de la melaza y el pan recién horneado, se movió poco a poco en la cama y se incorporó, pasó las suaves y delicadas manos sobre su suave y perfecta piel, sacó los delicados pies de entre las sabanas, esperó a que sus músculos se equilibraran

y se levantó.

caminó con ligereza hacia el gran espejo que ocupaba gran parte de su alcoba

y escudriñó su imagen con detenimiento.

Estela era una joven maravillosamente esplendida a sus 15 años era mas bella que la mayoría de las muchachas de su edad.

su cabello era oscuro con suaves mechones rojizos que le daban a su melena un toque dorado a la luz del sol, su piel blanca como la nieve tenia el tacto y la vista de la seda con un suave brillo casi imperceptible, sus formas eran curiosamente las de una mujer ya formada, la mismísima Venus tendría envidia de esas formas, sus ojos....sus ojos eran indescriptiblemente bellos, pero eran también extremadamente extraños, tenían el color de la amatista y un brillo dorado maravilloso.

Estela miró a través de la ventana y vio como el sol se fragmentaba entre las nubes, iba a ser un día bastante caluroso, así que decidió ponerse el vestido mas ligero que tenía, aunque con todos los accesorios el vestido terminaría pesando bastante mas.

Así llamó a su ama para que le ayudase a ponerse el corsé y el vestido, para poder bajar a desayunar.

Roosendaal no era una ciudad muy grande pero había que estar presentable a los ojos de la alta sociedad